(Para Domingo Almeida, Maestro)
Hay un hecho fundamental, sin cuya existencia no hubiera sido posible la llegada de Cándido Fernández a nuestro pueblo. Me refiero, concretamente, al acuerdo del Ayuntamiento de Villanueva del Fresno del 20 de abril de 1845, por el que se crea una escuela de enseñanza superior, en vez de elemental, “pagada con el fondo de propios”, siendo alcalde D. Francisco Montes.
Este acuerdo fue publicado en el B.O.P. de Badajoz varias veces y en distintas fechas dando, en varias ocasiones, nuevos plazos ante la inexistencia de solicitudes, hasta que el 19 de enero de 1846 “en virtud de poseer el título correspondiente y de solicitud del interesado fue preferido, Cándido Fernández, natural de Cortegana, Huelva, entre otros aspirantes, siendo nombrado por el Ayuntamiento Constitucional maestro de dicha escuela con el haber de 5.500 reales y 200 para casa”.
Procedente de la enseñanza libre, Cándido Fernández, se presentó a examen ante la Comisión de Exámenes de la provincia de Huelva en abril de 1843, mereciendo la censura de superior y el número 2º, y recibió el título profesional de la Excma. Dirección General el 1 de junio del mismo año.
En el escalafón de los maestros de la provincia de Badajoz ocupó el número 2º en la 1ª clase.
Solamente ejerció su profesión en la escuela de Villanueva del Fresno, de grado superior.
Además de trabajar en su escuela superior, como correspondía a su profesión y grado de enseñanza, “estableció una escuela pública nocturna de adultos en los meses de noviembre hasta marzo, todos los años, previa aprobación del Ayuntamiento de Villanueva del Fresno, en el local de la escuela superior de su cargo y con uso del mobiliario de la misma, sin retribución de ninguna especie, ni otro gasto para el municipio que el coste del alumbrado, ascendiendo a veces el número de alumnos a 54 mayores de 15 años.”.
Este es un hecho extraordinario, no sólo ya por su gratuidad, sino porque recogía a niños no escolarizados y mayores de 15 años que durante el día trabajaban, fundamentalmente, en el campo y por la noche iban a aprender a esta escuela, dejándonos una muestra palpable de su gran generosidad, dedicación y entrega a la enseñanza y sobre todo, por lo que supuso la apertura de esta escuela nocturna, de forma reiterada durante años, para la lucha contra el analfabetismo en nuestro Pueblo, en una época donde las tasas de éste eran alarmantes. A falta de estudios locales sobre el mismo, citaré por ejemplo que en 1877 en la provincia de Badajoz, superaba el 72,% , siendo el 65,50% masculino y el 79,11% el femenino. Estos datos son globales, pues en las zonas rurales el analfabetismo era muchísimo más alto que en las zonas urbanas, alcanzando cifras muy superiores, hoy, afortunadamente superadas.
A consecuencias de padecimientos físicos se trasladó la escuela a su casa, convirtiéndose, además, en escuela de preparación para ingreso en la 2ª enseñanza y aspirantes al Magisterio, hasta que por achaques de la edad dejó de existir dicha escuela en Diciembre de 1888, cuya enseñanza era totalmente gratuita.
En las actas de las visitas de inspección no constan más que felicitaciones y menciones honoríficas, sin ninguna observación ni censura por parte de los muchos inspectores que visitaron su escuela durante su larga vida, así;
El 12 de abril de 1851 la Comisión provincial de Instrucción Primaria de Badajoz, le felicita, junto a 3 profesores más y a Dª Bernardina Balmorez, maestra de niñas de Villanueva del Fresno, por “ser los únicos que responden de la manera más cumplida a los deseos del gobierno de S:M. en la enseñanza que les está encomendada”. Esta felicitación fue publicada en el B.O.P. de Badajoz el 16-4-1851.
El 3 de mayo de 1868, la Junta Provincial de Instrucción Pública, tuvo a bien condecorarlo con una medalla de plata y el diploma correspondiente para su uso.
El 31 de octubre de 1869. La Dirección General de Instrucción Pública, del entonces, Ministerio de Fomento, publica en la Gaceta de Madrid, como prueba de aprecio a Cándido Fernández, la relación de obras de la cuarta colección de libros, como base de una biblioteca popular.
Con fecha 6 de noviembre de 1869, el Regente del Reino (El General Serrano) le honró con su mención honorífica en la Gaceta de Madrid.
El 19 de septiembre de 1874 y el 21 de mayo de 1886 . la Junta provincial de instrucción pública le hizo mención honorífica en el B.O.P. de Badajoz, en ambos casos.
Esto viene a demostrar el alto concepto profesional que todas las autoridades en materia de enseñanza de la época tuvieron de él, incluso siendo de opciones políticas distintas, todos coincidieron en su valía y supieron reconocer su labor y su trabajo en el ámbito de sus competencias, y así lo demostraron por distintos cauces e incluso a través de sus boletines oficiales, como se ha referenciado anteriormente.
Ejerció de maestro en Villanueva del Fresno 45 años y medio, o para ser más exactos 45 años, 5 meses y 29 días. (Del 19-1-1846 al 16-8-1891).
Estuvo casado con Dª Nicolasa Garfias Cortés de Frías, también de Cortegana, de la que tuvo dos hijas .
Cándido Fernández escribió las siguientes obras en verso:
“DOS PATRICIOS”. Drama en 3 actos “original y en verso” estrenado en Badajoz, el 2 de enero de 1863.
Previamente, en 1860, había escrito la base del drama en una obra a la que denominó: “UNA DESPEDIDA”, ·juguete dramático de circunstancias”, que ha llegado hasta nosotros y que creemos se llegó a representar en Villanueva del Fresno e incluso sabemos los nombres de las personas que intervinieron en el reparto de los personajes, entre otros figuran D. Segundo Garrido, a la sazón Secretario del Ayuntamiento de entonces y Dª Emilia Morera, entre otros.
“LAS JEREMIADAS DE UN MURCIÉLAGO” o “El murciélago, la lechuza y el mochuelo”, (según la versión). Los personajes son, el murciélago, que hace un monólogo al comienzo y otro al final de la obra y una lechuza y un mochuelo que dialogan sobre el pueblo, sus gentes y sus cosas, con una técnica semejante a la que Vélez de Guevara utiliza en el "Diablo Cojuelo": los dos animalejos pueden ver a través de una chimenea lo que acontece en el interior del Ayuntamiento. Se satiriza aquí la política nacional y la local. Hay una sátira social con la que se fustigan los vicios, sobre todo la bebida, el juego y el ocio. Esta obra, que no vio nunca la imprenta nos ha llegado a través de distintas copias manuscritas y supongo que fueron hechas con cierta reserva por su contenido.
“Un cuento” (Crítica a la situación política de la España tras “La Gloriosa”.)
Bando del Carnaval.
Semblanzas de personas notables de mi lugar. (Composiciones escritas en décimas, donde hace un retrato de 7 personajes de la época de Villlanueva del Fresno).
Y numerosas composiciones más sobre temas muy variados.
Cultivó, sobre todo la poesía satírica.
En prosa, hemos localizado algunos artículos en revistas como “Primera enseñanza”, editada en Pontevedra, “El eco de Badajoz”, y tanto en verso como en prosa en una Revista Local “LAS COSAS DEL TIO SABINO”, (que se publicaba tres veces al mes y costaba una peseta al trimestre,) fundada por él mismo, e incluso también han llegado a nuestras manos, algún capítulo de aquellas “novelas por entregas” de la época, desconociendo, por ahora, el medio al que perteneció su edición.
Gracias a sus escritos podemos conocer, en gran parte, como era la sociedad de Villanueva del Fresno en la segunda mitad del siglo XIX y su preocupación por el pueblo y sus problemas.
Después de 45 años y medio en Villanueva del Fresno, se convirtió en un villafresnense de adopción y en su conciencia crítica.
En el año 1902, el Ayuntamiento de entonces acordó cambiar el nombre de la antigua calle de “El Rollo”, por el de Cándido Fernández, siendo alcalde D. Emilio Ambrona Laso, permaneciendo con su nombre hasta nuestros días.
Cándido Fernández estuvo 45 años y medio ejerciendo la docencia en nuestro pueblo, por lo tanto, pasaron por su escuela varias generaciones de Villafresnenses, los cuales se consideraron algo más que simples alumnos: Orgullosos de su digno profesor, por su reputación, prestigio, distinción y admiración hacia él, se llamaron así mismo DISCIPULOS, en prueba gratitud, respeto y aprecio y así lo hicieron constar en la memoria que luce en la fachada de la que fue su casa en la Calle Obispo Quevedo, la cual aparece presidida por un motivo que consta de un globo terráqueo, varias plumas de escribanía y unos libros.
Una de las facetas más desconocidas de Cándido Fernández, son los conocimientos que tuvo en materia de agrimensura, o arte de medir la tierra.
Entre sus documentos, encontrados en el basurero del Ejido y depositados en el Archivo Histórico Municipal, en el llamado “Fondo de la Casa de Campo”, hemos podido recuperar croquis, planos y otros documentos con mediciones correspondientes a diversas fincas de Villanueva del Fresno, realizados, algunos de ellos, con gran lujo de detalles, en cuanto a caminos, pozos, cortijos, etc.
He aquí una letrilla de Cándido Fernández sobre nuestro pueblo:
“Siempre es un puro enredo
las cosas de Villanueva,(…)
si el diablo no se la lleva,
es que el diablo tiene miedo.
Manuel Hurtado Fadrique.
Cronista Oficial de Villanueva del Fresno